lunes, 7 de julio de 2008

Kingdome Come

Si hay un artista que merezca, sin ningún tipo de discusión, el rótulo de “mejor ilustrador vivo, muerto o por nacer del mundo del cómic”, ése es Alex Ross.

Llegado al mundo como Nelson Alexander Ross en 1970, este prodigioso artista explotó a mediados de los ’90 con un par de trabajos soberbios, convirtiéndose de inmediato en el favorito del público por sus aptitudes y la calidad cuasi-fotográfica de su trabajo. Su producción se concentra principalmente en Marvel y DC (aunque también es el co-creador, junto con Kurt Busiek, de Astro City, originalmente editada por Image).

Su carrera profesional comenzó con una serie limitada del universo Terminator (The Terminator: The Burning Earth), a continuación de lo cual vino el trabajo que comenzó a pavimentar su camino a la fama: Marvels (1994). Dos años después, se convirtió en una fuerza imparable dentro del mundo del cómic con el trabajo que revisaremos aquí: Kingdom Come.

Luego de estas dos obras monumentales (material obligatorio en la repisa de cualquier comiquero que se precie, encontrables en la gran mayoría de las tiendas locales en la económica edición Vid), el grueso de su trabajo se centró en participaciones especiales: ilustraciones (como en Batman: Black and White); historias muy breves o parte de historias (como sus tres páginas en Superman and Batman: World’s Funniest); y portadas, sobre todo para ediciones especiales o números conmemorativos.

También ha aportado con ideas y las cubiertas para una de las más grandes aventuras editoriales de Marvel: Earth X, Universe X, y Paradise X.

Sus únicos trabajos “completos” desde Kingdom Come han sido para DC. En 1997 fue publicado Uncle Sam (en el subsello Vertigo), y desde 1999, la serie de maravillosos libros de gran tamaño con los próceres del DCU: Superman: Peace on Earth, Batman: War on Crime (2000), Shazam! Power of Hope (2000), Wonder Woman: Spirit of Truth (2001), JLA: Secret Origins (2002), y JLA: Liberty and Justice (2003), todos con guión de Paul Dini.

Otra pieza obligatoria en las repisas de los fanáticos es el fabuloso Mythology: The DC Comics Art of Alex Ross (2003), un mamotreto de más de 300 páginas con muestras de prácticamente todo el trabajo que este artista ha desarrollado para DC Comics.

Desde 2005, su trabajo más sistemático ha sido pintar los interiores de la serie limitada Justice, convirtiendo los lápices de Jim Krueger en verdaderas obras maestras de la narrativa dibujada. Pero volvamos a lo nuestro: Kingdom Come. Este elseworld de cuatro números fue publicado por primera vez en 1996 y ha sido re-editado innumerables veces (en formato hardcover, softcover, y en el apabullante formato Absolute) desde entonces.

1995. Alex Ross es el artista de cómics más grande del mundo. Y viene saliendo de pintar el origen definitivo del Universo Marvel (en el exuberante Marvels, con guión de Kurt Busiek). Por ley de las compensaciones, su siguiente tarea será pintar el que sería el final definitivo del Universo DC.

Con la idea en mente, y con la categoría de super-estrella, consultó con varios escritores hasta calzar con Mark Waid, quien finalmente desarrollaría el guión de la historia.

La historia está ubicada en el año 2015 del Universo DC de 1995. La generación actual de superhéroes ha dado paso a una nueva raza: más violenta, menos preocupada del ciudadano de a pie, poco más que pandillas con super poderes, aunque sean descendiente de los héroes de ayer. Quien presenta la historia es el pastor Norman McCay (basado en la figura paterna de Ross), un observador terrenal sin super poderes que es guiado/acompañado por The Spectre durante toda la historia.

En el 2015 Superman está retirado hace más de diez años. Batman tiene su ciudad completamente bajo control, con un ejército de bati-bots. The Flash, Green Lantern, Hawkman, cada uno se ha convertido en un semidiós dedicado a defender su propia causa, o a proteger su ciudad.

Hasta que ocurre algo que altera el frágil equilibrio vigente y que fuerza a Superman a dejar su retiro, a cambiar su escudo rojo y amarillo por uno rojo y negro en señal de luto, y a intentar retomar el control de la situación, su lugar preeminente en el orden mundial, con la ayuda de sus viejos aliados de la Justice League. Pero no con la ayuda de todos.

Batman, a esas alturas mucho más ácido y descreyente que de costumbre, sospecha lo peor de la nueva JLA, y también tiene sus aliados (Blue Beetle, Black Canary, Green Arrow y varios más). Por su lado, Luthor ha reunido a algunos villanos clásicos y a unos nuevos (como el notable Ib’n Al Xu-Faschh, el hijo del murciélago, supuestamente el hijo de Batman con Thalia, la heredera de Ra’s Al Ghul), y tiene bajo la manga al mortal más poderoso del mundo: el Captain Marvel.

Así las cosas, la situación se complica progresivamente, hasta que el conflicto llega a su punto álgido y es necesario tomar decisiones de vida o muerte.

Finalmente hay un breve epílogo, en el que las heridas se cierran y se abre un nuevo futuro.

Como ya se señaló, aunque la idea original es de Alex Ross, el desarrollo del guión es de Mark Waid, escritor americano con más de 20 años de carrera, que ha escrito para DC títulos como Action Comics, Secret Origins, algunos Elseworlds de Batman, Legion of Superhéroes, Wonder Woman, Flash, Justice League Quarterly, Green Lantern, L.E.G.I.O.N., Impulse, JLA Year One y en –en mi opinión- excelente Superman: Birthright; no contento con su aporte en esta editorial, también ha trabajado para Marvel, donde ha sido responsable de las aventuras de Deadpool, X-Men, Captain America, Avengers, y Fantastic Four.

En este oportunidad Waid se luce con un argumento que no tiene desperdicio, que homenajea en justa medida a todos y cada uno de los personajes del Universo DC (incluidos Marvin, Wanda, Zan y Jaina), el cual demuestra la mucho que conoce a los distintos personajes de este universo y que, partiendo de una premisa nada disparatada, permite explorar un vibrante final para la historia de los héroes favoritos de todos.

El arte está magníficamente logrado, lleno de homenajes y referencias al universo DC en sus distintas encarnaciones, desde la presencia de Bat-Mite hasta el uso del Salón de la Justicia y el Salón del Mal de la serie de TV de los Super-Amigos. Todos y cada uno de los héroes habidos y por haber del DCU aparecen acá, aunque sea dentro de una multitud. Nuevos héroes. Viejos héroes. Cada uno retratado con grandeza. Las splash pages son notables, y lo único que uno quiere al terminar de leerlo es que continúe, aunque sea sólo para seguir viendo las maravillosas ilustraciones de Ross.

En resumen: si tuviera que recomendar un elseworld entre todos los demás, sería este. Una autentica gozada para cualquiera que guste de los cómics y que tenga algún grado de familiaridad con el Universo DC. En primer lugar por el arte, que es increíble, pero –también- por el guión, que no le anda a la zaga.

0 comentarios: